A ti, visitante,

Mucho pensé qué colocar en esta sección, donde se suele compartir una breve semblanza; quizás algo sobre mis orígenes, estudios y logros académicos, experiencia profesional, así como otras tantas monerías. Podría aprovechar para exponer aquellas “credenciales” que justifican mi haber ser como escritora. Me temo, no obstante, que de eso ya he hablado y escrito incontables veces, y que el valor que tú, visitante de este sitio, puedas encontrar en ello pudiera resultar superfluo.

Como sé que esta información no carece de utilidad y que bien podrías estar buscándola, he colocado la sección de “Medios” en este sitio web, la cual consiste de una recopilación más o menos extensa de artículos y entrevistas donde se detallan varios aspectos de mi trayectoria profesional y personal, específica y primordialmente en el ámbito de la escritura.

Si, por el contrario, te ha llamado a esta sección una genuina curiosidad por saber quién soy, me parece que podría sincerarme contigo de maneras que te dejen algo más que la rutinaria biografía de autora.

Sin duda alguna, la persona que te escribe hoy no es una figura estática, definida, e inquebrantable ante el pasar del tiempo. Un vistazo rápido a mis presentaciones y fotografías de los últimos años basta para concluir que he cambio de peinado y color de cabello caprichosamente. He subido y bajado de peso varias veces; algo que la vanidad pudiera reclamarme, pero que la consciencia no me permite negar, siendo que detrás de mi apariencia de años pasados puedo vislumbrar los efectos y consecuencias de numerosas pérdidas y duelos, espléndidas alegrías y la superación de metas personales; el estrés o las satisfacciones de una vida que me la paso hilando y deshilachando hasta ir dibujando patrones que se parezcan, cada vez más, un poquitito más, a los elaborados fractales de mis ensoñaciones diurnas y nocturnas.

A través de las letras que he tenido fortuna de escribir, he crecido de maneras visibles e invisibles. Se puede constatar el desarrollo de mi estilo de redacción; la timidez con que comencé abordando algunos temas en La Casa de los Pájaros, de la trilogía Aves de Cristal, y el arrojo con que exploré algunos temas que resuenan en lo profundo de mi alma en Fractales en la Arena. Si algún perdido acaso ha leído El Grito Púrpura, sabrá de algunos horrores que cautivan mi imaginación.

¿Pero qué hay más allá de las letras? Me temo que la respuesta sería tan vasta como insatisfactoria para llegar a una definición simplista. (Aunque nunca falta quien lo intente). Te puedo decir que, en esencia, busco mi lugar en este mundo incierto como cualquier otra persona. He perseguido mi pasión, desviándome en el proceso para luego regresar, decenas, quizá cientos de veces. Esta pasión, aunque pudiera percibirse delimitada dentro de los confines de la escritura, está más cercana a una mezcla entre vivir/experimentar/crear/contar historias, así como en una búsqueda personal de la belleza en el presente. Cualquiera que este sea. El presente. Cuando es. Cuando se es.

No puedo concebirme como algo, ni alguien concluida. Estoy en permanente construcción. La curiosidad, mi gran aliada y compañera de vida. Y la vida, siempre una aventura; algo distinto que hace un año, hace tres, hace diez…Aunque de claroscuros, también salpicada de vívidos colores.

Me gusta pensar que si te gusta leer, quizá también escribir, puedas conectar con esta esencia fluida, inacabada -tal vez hasta caótica-, y en las similitudes, encontrar atisbos de ánimo para escribir también. Porque el mundo necesita de escritores. Necesita de mi historia, y de la tuya. A través de ojos ajenos es que logramos crecer y ejercitar el músculo de la empatía, algo que el mundo necesita de sobra.

Si tus letras aún son inseguras o vacilantes, la buena noticia es que el remedio es escribir más. Escribir hasta que se te asome el corazón. Su palpitar eventualmente resonará al compás de otros corazones. Les hablará. Solo no desistas. La disciplina y la constancia son buenos amigos; se les ve mala cara en un principio, pero luego se vuelven compañeros inseparables. Comparte lo que te carcome, y lo que te hace vulnerable. Lo que te da miedo que otros vean, porque te hace sentir pequeñez. Comparte lo que amas; aquello que te estrecha el alma.

Nos leemos, al otro lado del miedo.


Fatima GalBos

Fotografía de Jorge González